Cuando somos padres y decidimos seguir a Cristo nuestra preocupación o interés primordial para nuestros pequeños es que estos conozcan al Señor en una relación personal, pero, ¿Cuál es nuestra parte en este tema? Queremos que sepas que lo más valioso que puedes hacer por tus hijos es enseñarles la Biblia, y aunque haya momentos en que sientas que no prestan atención o no les interesa, no te rindas; pues como dice Isaías 55:11 “así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”.

Cuando nuestros hijos son pequeños creen todo lo que decimos, pero llega una época en que también todo lo cuestionan, es ahí donde sabremos qué fue lo que sembramos en ellos;  y si de pronto, estás en esta época y no sabes que hacer, te invitamos a buscar estrategias bajadas del cielo, pues si tu decidiste poner en primer lugar al Señor, cree que Él no te dejará desamparado, tu cuentas con su respaldo y vas a ver el resultado de lo que haces en el secreto más temprano que tarde reflejado en tus hijos.

Y al decir todo esto, lo más relevante es confiar en que nosotros sembramos la semilla, pero el poder del Espíritu Santo es el que obra a través de la Biblia y la oración sobre ellos, estas son las que darán fruto; seamos conscientes que quien hace la obra es el Señor, nosotros somos esos instrumentos que Dios usa para moldearlos, pero he aquí la razón por la que nuestra relación con Él debe ser esa brújula que nos guié hacia como debemos orar y cómo actuar frente a ellos, quien nos fortalece para amarlos aun cuando el corazón duela y pensemos que no hay esperanza, pero también quien nos enseña a poner límites y nos guía a ser estorbo del pecado.

Por último, recuerda que tu hijo más allá de ser tu hijo es hijo del Dios Verdadero, quien no lo pierde de vista, quien lo busca y anhela tener una relación real con Él, si tú le das cosas buenas a tu hijo, cuanto más Dios; así que confía en su obra, confía en que mientras tú pones a Dios en primer lugar leyendo y aplicando su Palabra, ¡Él obra a favor tuyo y de tu casa!

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