¿Cuál es ese acto amable que su pareja, sus hijos o su familia en general esperan que usted haga y no lo ha hecho? Pues bien, hacemos esta pregunta porque a veces hay cosas que podríamos hacer para ser amables con nuestros seres queridos, y sin embargo, decidimos no hacerlas.
¿Por qué debemos ser amables? ¿Cómo podemos serlo?
La amabilidad es el amor en acción y es la manera en que podemos reducir el impacto de las circunstancias negativas. La paciencia evita los problemas, pero la amabilidad crea una bendición y nos hace agradables. Ahora bien, a veces sucede que podemos ser amables fuera de casa, pero a la hora de serlo con nuestros seres queridos se nos dificulta más. Debemos preguntarnos por qué sucede esto y crecer en este aspecto. Para ello, en esta ocasión queremos compartirles 4 cosas que podemos empezar a poner en práctica para ser cada vez más amables:
- La Delicadeza:
A veces podemos ser muy rígidos en nuestra manera de relacionarnos. Sucede en nuestra relación de matrimonio, pero también con nuestros hijos. La delicadeza nos ayuda a no ser tan duros y a comportarnos con más benignidad.
2. El Servicio:
Hemos aprendido que el servicio es el antídoto para dejar de exigir tanto. La amabilidad nos lleva a servir con amor a quienes nos rodean y a demandar menos que se cumplan nuestros derechos.
3. La Disposición:
Para ser amables debemos estar dispuestos a ser flexibles, escuchar y dejar a un lado la terquedad.
4. La Iniciativa:
No podemos solamente esperar a recibir, debemos también dar el primer paso para ser amables, la amabilidad logra unir incluso las posiciones más contrarias.
La amabilidad es clave en cualquier tipo de relación. En el caso específico de las parejas, la idea es que en el matrimonio no perdamos los detalles que teníamos el uno con el otro durante el noviazgo, pues la amabilidad no puede convertirse en una demanda o en una costumbre cuando nos casamos. Y mencionamos el tema de acostumbrarnos porque podemos pensar que nuestros seres queridos van a estar toda la vida con nosotros, pero a la hora de sufrir una pérdida sentiremos remordimiento por no haber sido amables y serviciales cuando pudimos serlo.
Ser amables no nos cuesta nada, pero s, i nos une mucho con quienes amamos, por eso Dios nos dice en Efesios 4:32:”más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”. No dejemos la amabilidad para mañana, sirvamos con amor y bondad a nuestros seres queridos cada vez que tengamos la oportunidad.
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