Hay una creencia popular de mucho tiempo atrás, que seguramente hemos escuchado decir: Los hombres no deben llorar.  Y es desconcertante, pues incluso hay una canción titulada de esta forma, la cual narra  la historia de la separación de un matrimonio a causa de la infidelidad de la esposa. El hombre se enfrenta a una situación bastante dolorosa, y aun así, en la canción se le exige que no llore.

¿Los hombres no deben llorar?

Es una locura pensar que un hombre no siente, o que no debe llorar. Pero sin querer, esta creencia se ha normalizado, transmitiéndose de generación a generación. Y es importante desmentirla, porque si una mujer cree que un hombre siente al momento de ser ofendido o de vivir una ruptura, eso va a tener cierta consideración hacia el género masculino. Hay hombres que todavía se sienten débiles cuando expresan sus emociones por medio del llanto e incluso se avergüenzan de ello, todo porque les han recalcado siempre que los hombres no lloran.

John Gottman, investigador psicológico y clínico estadounidense, escribió un libro junto con otros profesionales, sobre las relaciones y la convivencia, en el que expone unos estudios que se realizaron a un conjunto de parejas, para analizar de qué manera reaccionan hombres y mujeres ante ciertas situaciones maritales. En los estudios, se encontró que los conflictos en casa afectan más a los hombres que a las mujeres, pues el sistema cardiovascular de los hombres es más reactivo que el de las mujeres; Lo que explica porqué las mujeres tienden a ser más conciliadoras y menos evasivas que los hombres, al tiempo que consiguen tener una actitud más serena y enfocada a la hora de tomar decisiones.

Lo anterior no minimiza a los hombres, pero sí es cierto que conocer esto resulta una herramienta valiosa para las mujeres porque las ayudará a entender y a comprender las situaciones sentimentales de sus maridos, quienes contrario a la creencia popular, sí sienten; y de igual manera, ayudará a que los hombres vean en sus esposas una ayuda para encontrar el equilibrio que a veces tanto necesitan. Todos somos hechos a imagen y semejanza de Dios, y por ende nos parecemos a Él. La Biblia dice en Juan 11:35: “Jesús lloró”.  Si Dios mismo se hizo hombre y lloró, los hombres no deben negarse a expresar lo que sienten, y así mismo, las mujeres debemos valorar sus emociones.

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