En una entrada anterior hablamos de la importancia de bendecir, afirmar y enseñar a nuestros hijos en las áreas que tienen que ver con la sexualidad. En esta ocasión, hablaremos sobre uno de los momentos que genera alarma y es cuando nuestros hijos empiezan a sentir que alguien les gusta y viene la encrucijada del noviazgo. Esta es una situación que genera presión y es en casa donde como padres debemos generar un espacio de diálogo para que nuestros hijos puedan preguntar y aligerar la presión. 

¿Cómo generar confianza con mis hijos? 

Debemos estar preparados para comunicarnos de manera acertada con nuestros hijos, estrechando nuestra relación con ellos y generando un espacio en el que se sientan seguros conversando con nosotros. De igual manera, acercarnos a los amigos de nuestros hijos también contribuirá a cimentar dichos espacios de confianza. En el marco del diálogo, es importante aclarar ciertos conceptos, como por ejemplo :el hecho de que a una edad temprana es mejor tener amigos y no involucrarse en una relación de noviazgo. 

Es importante que nuestros hijos conozcan la diferencia entre una amistad y un noviazgo, al igual que el tiempo y la edad oportuna para ennoviarse. Una relación de noviazgo a una edad temprana es un desperdicio de tiempo, porque lo primordial es cuidar el corazón y no guiarse por las emociones. El noviazgo se sustenta en un propósito claro, no solo en un gusto. El amor genuino que puede sustentar un matrimonio lo puede entregar únicamente Dios, Él debe estar en el centro. 

Tenemos que explorar muy bien estos “me gustas” que se están dando en quienes apenas están entrando a la adolescencia, sobre todo entre jóvenes del mismo sexo. Al entrar en esta etapa, nuestros hijos pueden caer en gustos muy peligrosos. Los embarazos infantiles y juveniles no deben ser normales en nuestras casas ni en nuestras familias, por ello debemos definir muy bien si tenemos una filosofía del mundo frente a la sexualidad o si queremos establecer para nuestros hijos lo que Dios nos entrega en su palabra. 

Entonces, una buena charla de sexo con nuestros hijos incluye afirmar cuando es tiempo de aprender a ser amigos y de reforzar amistades, más no de tener un noviazgo. Y bien, cuando ya se de un noviazgo, evitemos como papás involucrarnos en vacaciones largas, porque estamos propiciando ambientes que quizás no son prudentes; hagamos todo lo posible para que las amistades de nuestros hijos estén en los lugares correctos, pues de ahí se van a desprender los noviazgos y matrimonios con propósito.  

Como papás debemos ser inteligentes para hacerles ver a nuestros hijos las consecuencias de una sexualidad temprana y sin propósito. No podemos hacer lo que ellos quieren, pues en estas etapas enseñamos, afirmamos y disciplinamos. La Biblia dice en 1 Juan 2:15-17: “No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre”.

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