La ausencia de una figura paterna trae consecuencias negativas en el crecimiento de los niños y jóvenes. Estudios realizados en 45 países afirman que el 11% de los menores viven sin sus papás, y el 27% vive solamente con uno de los dos. Estamos hablando de uno de los índices más altos de ausencia de padres en el mundo. Si entendiéramos el impacto que tiene la ausencia de la paternidad en nuestros hijos, evitaríamos por completo ausentarnos de casa.
¿Qué consecuencias trae la ausencia de un padre para un niño?
El cuidado y el amor de un padre hacia sus hijos hará que ellos maduren en cada una de sus etapas, desarrollen inteligencia y sean afirmados en su identidad. Muchos de los problemas de homosexualidad y lesbianismo se dan porque la figura paterna no se encuentra representada en casa. Incluso, hemos visto que los jóvenes que crecen sin su papá corren el riesgo de ser más agresivos y terminar involucrados en pandillas juveniles.
Ahora bien, es necesario recalcar que la paternidad no solo se trata de estar en casa, sino también de involucrarse en la crianza de los hijos. Debemos preguntarnos si somos papás ausentes, que aun estando presentes en el hogar, no acompañan ni guían a sus hijos. A veces los niños y jóvenes sufren el abandono, no porque su padre se haya ido de casa, sino porque sencillamente no tienen una relación cercana y constante con él, lo cual hace que se sientan ignorados y se genere un vacío que con el tiempo se va haciendo más grande. Si como padres entramos en esta dinámica, después será muy difícil construir una relación sana con nuestros hijos.
Queremos invitar a los padres a permanecer firmes en la crianza de sus hijos, pues esto no solamente traerá bendición a sus familias sino también a ellos mismos. Dentro de los beneficios de ser un buen padre están el desarrollo de inteligencia emocional y el gozo que trae levantar un hogar que agrade a Dios. La Biblia dice en Salmo 25:12.13: “¿Quiénes son los que temen al Señor? Él les mostrará el sendero que deben elegir. Vivirán en prosperidad, y sus hijos heredarán la tierra”. No hay mayor satisfacción que ver a nuestros hijos crecer sanos y luego acompañarlos en el proceso de formar su propia familia.
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