“El amor fluirá fácilmente cuando nuestras necesidades sean suplidas”. Todos requerimos ser aprobados y valorados. Los detalles, cumplidos y el romanticismo expresado en palabras o actos de servicio son imprescindibles dentro del matrimonio, pero se puede configurar un problema cuando se convierten en exigencias. 

¿Por qué se manifiestan estas demandas?

Es importante identificar las causas que nos llevan a tener estos reclamos. Muchas personas se casan con niveles muy altos o muy bajos de aceptación por vacíos emocionales, rechazo, heridas de la infancia o de relaciones pasadas que no están sanas. Esto afecta seriamente la autoestima, generando exigencias continuas para suplir esos faltantes.

Debemos trabajar con el rechazo, soltarlo y permitir que Dios sane y afirme nuestra autoestima, que nos llene de tal forma que nos sintamos plenos, amados, perdonados; sin lugar a frustraciones ni demandas excesivas. Revisa si tienes una necesidad extrema de aprobación. Responde sinceramente:

¿Estás reclamando siempre un lugar?

¿Te sientes fácilmente decepcionado o frustrado?

¿Te sientes mal cuando no te dicen que hiciste las cosas bien?

¿Crees que no te tienen en cuenta?

¿Te la pasas preguntando si estás bonita o atractivo?

Determina hoy si tienes demandas exageradas que te pueden llevar o han generado problemas en tu hogar. Permite que Jesús sane tu autoestima para dar y recibir afirmación de forma adecuada. Cuando estamos llenos de Dios amamos sin exigir.

Efesios 4:29 dice: “no empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan”.

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