El matrimonio es el diseño perfecto de Dios. En una entrada anterior, enfatizamos en que sin importar la situación, como matrimonio no debemos amenazar con separarnos. Esta vez queremos hablar sobre el escenario más doloroso que puede vivir una pareja, el adulterio. 

¿Qué es el adulterio?

El adulterio es una traición a los votos matrimoniales y se da cuando uno de los esposos decide tener una relación, ya sea amorosa o sexual con otra persona diferente a su cónyuge. A veces empieza solamente con atracción sexual pero se va profundizando con el tiempo. En todos los casos, el adulterio es un golpe gigante al matrimonio, pues inicialmente causa una separación, pero luego conlleva a lo inevitable, el divorcio. 

¿Hay esperanza de reconstruir un matrimonio luego de vivir una situación de adulterio? 

El enemigo quiere destruir el diseño de Dios, el cual es la unidad y no la separación. En esta ocasión queremos decirles que sin importar lo difícil y doloroso de la situación, en Dios siempre hay esperanza. Pedir perdón es una herramienta poderosa, pero hacerlo requiere de un verdadero arrepentimiento. El amor sobrenatural puede surgir con la ayuda de Dios, y a esto lo llamamos restitución, pues Dios restituye todo aquello que se ha roto y se ha perdido. Siempre debemos pensar en mantener a nuestra familia unida, y en el caso de quienes han sufrido una infidelidad, esto solo pueden lograrlo con la ayuda de Dios. 

Ahora bien, para poder restituir, quien cometió el adulterio debe:

  • Hacer lo necesario para tener una restitución genuina: 

Separarse de toda situación que pueda seguir agrietando su matrimonio, hay que regresar al diseño original y cortar todo lazo con la persona y las circunstancias que nos hicieron caer en infidelidad. 

  • Buscar ayuda:

Es importante acompañarse de un líder que ame el diseño de Dios y tenga conocimiento sobre temas de familia.

  • No separarse de la iglesia: 

El pensar que Dios no va a perdonarnos nos lleva a alejarnos de la iglesia, no podemos dejar que la culpa y la condenación nos alejen de Dios y de su casa. No podemos rendirnos, debemos confiar en que Dios nos va a sostener. 

Marcos 10: 8-9 dice: y los dos se convierten en uno solo. Como ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido. El diseño de Dios es perfecto, y con Él siempre hay esperanza. 

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