Si estás experimentando el silencio de Dios, puede que hayas empezado a creer que tú no debes ser muy importante para Él, que debes ser un cristiano de segunda clase. Después de todo, si Dios realmente te amara y tú fueras especial, ¿por qué se quedaría callado? ¿Por qué tus oraciones se quedarían sin respuesta? Pero lo que quiero decirte hoy es: ¡No creas la mentira de que Dios no habla porque tú eres indigno, poco importante o de segunda clase! De hecho, esto podría significar justo lo contrario: podría significar que las huellas de Dios en tu vida son invisibles en este momento por alguna razón.
Él te está enseñando a confiar de maneras nuevas y más profundas. ¿Creerás que Dios arreglará esta situación presente sin importar cuán mal están las cosas? ¿Confiarás en que Él te ayudará a atravesar este desierto? ¿Confiarás en Dios, aunque Él diga: “no, espera o todavía no”? Eso es lo que llamamos el momento de confianza de Sadrac, Mesac y Abed Nego.
¿Recuerdas la historia de Daniel 3 de estos 3 hombres que no doblaron sus rodillas delante de un dios falso? El perverso rey les dijo que los arrojaría a un horno de fuego ardiente si se rehusaban a adorar la imagen de oro. Ellos le dijeron al rey: “si somos lanzados dentro del horno de fuego ardiendo, el Dios al que servimos puede librarnos de él y Él nos librará de la mano de su majestad; pero si Él no lo hace, queremos que sepa su majestad que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la imagen de oro que usted ha construido”.
A veces, cuando Dios parece estar callado y tú no puedes encontrar sus huellas en tu vida, tienes que hacer una oración tipo: “pero si Él no lo hace”. Aun cuando Dios no te libre como tú crees que debería hacerlo, ¿Te rehusarás a dudar de Él y continuarás adorándolo? Es muy importante que nosotros como seguidores de Cristo aprendamos este tipo de oración “pero si Él no lo hace” porque habrá ocasiones en que no vamos a comprender el razonamiento de Dios ni entenderemos lo que está haciendo y es allí donde nuestra fe será probada.
Recuerda que aunque tú no puedas ver sus huellas en tu vida en este momento, Dios nunca te ha quitado el ojo de encima y sus oídos siempre están atentos a tu clamor. Aunque Él no se muestre a ti de la forma que tú quieres, Él está ahí y nunca te dejará ni te desamparará. Así que tú aférrate a la verdad de quién es Dios, aun cuando no puedas ver su huella.
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