En las ceremonias que celebramos de matrimonios, se realiza un simbolismo con velas. Los papás de la novia le entregan una vela a su hija y los papás del novio le entregan una vela a su hijo. Los novios unen sus velas, lo que forma una nueva llama, fruto de esa unidad. Esto simboliza que nace una nueva familia. 

¿Cómo separar dos llamas que se unen?

Es imposible separarlas, y esto sirve de imagen para responder a la duda que muchos tienen con respecto a por qué Dios pensó el matrimonio para toda la vida. Dios es nuestro padre, y todo lo que un padre piensa para sus hijos es para su bien. Un papá no haría algo que dañe a un hijo, así mismo, Dios es el creador,  todo lo que Él ha hecho es bueno y eso incluye a la unión del hombre y la mujer. Dios pensó en la familia  con un gran propósito, pues ellas son el núcleo de la sociedad y  sólo pueden conformarse por medio de la unión. 

Cuando dos personas se unen a pesar de su individualidad, se mezclan infinidad de cosas, tales como el cuerpo, el alma y el espíritu; Y tal es la profundidad de dicha mezcla entre los individuos, que es imposible separarlos. La Biblia explica muy bien este principio en Marcos 10:6-9: “pero desde el principio de la creación Dios los hizo hombre y mujer. Esto explica por qué un hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo. Como ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido”. Lo que Dios ya estableció es indivisible para Él y su mandato es claro: Que nadie separe lo que Dios ha unido.

Hay grandes beneficios en la unidad para toda la vida. Proverbios 12:22 dice: “El hombre que halla esposa encuentra un tesoro, y recibe el favor del Señor”.  Pero el favor del Señor no solo lo reciben los hombres, las mujeres también reciben seguridad y confianza,  junto con la oportunidad de vivir el preciado tesoro de la maternidad. Entonces, no solo el hombre que halla esposa encuentra un tesoro, sino también la mujer que halla esposo. El gran aporte que tiene una familia para la sociedad y la iglesia es invaluable. El matrimonio tiene propósitos de herencia y de eternidad, por eso Dios lo planeó así, para toda la vida.

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