Como una pareja se saluda, muestra cómo es su relación. Las categorías pueden ser frío, tibio o caliente. La primera es cuando estamos lejos de encontrar la manera adecuada, un “hola” a secas o un gesto con la cara. Tibio es cuando te ofrecen la cortesía, pero ‘porque toca’, una formalidad que no le gusta a quien lo recibe. La tercera opción es la forma correcta porque está lleno de alegría. Es un acto sincero que sale del corazón y alimenta cualquier relación. Si va acompañado de un abrazo, mejor.
¿Cómo es tu saludo?
La manera del apóstol Pablo era cálida, hasta en sus cartas, aprovechaba todas las oportunidades para enviar saludos especiales con nombre propio. Jesús es el mayor ejemplo, siempre se dirigía a las personas con afecto, cortesía, demostrando interés por saber el estado y la salud de todas las personas sin importar su aspecto o estatus.
A veces nos cuesta sonreír o lo hacemos cuando queremos, algo que parece obvio puede estar erosionando una relación. El reto es ser intencionales para ofrecer un saludo afectuoso siempre y con todos. Esfuérzate por tener un gesto cálido y sincero que signifique un momento especial para todos los que te rodean. El afán puede llevarnos a ser indiferentes o fríos. ¿Qué tal si comienzas el cambio e impactas con tu buena actitud? “Salúdense unos a otros con un beso de amor”. 1 Pedro 5:14
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