Creo que el Apóstol Pablo a veces sentía que era ilegal enseñar a Jesús. En ese tiempo, la situación era muy difícil, ya que a los cristianos los perseguían y mataban por su fe. Por eso, les dio esta estrategia para vivir en medio de esa cultura idólatra, “en cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!”. Gálatas 5: 22 – 23
En cualquier lugar y en todo momento puedes demostrar estas características sin impedimento. Nadie te puede arrestar o llevar a juicio por ser alegre, amoroso, pacífico, amable y bueno. O por ser fiel, gentil y ejercer el dominio propio. Es el resultado de la Presencia de Dios en ti que se hace evidente a través del Espíritu Santo. Por eso, debes cooperar con Él e intencionalmente permitir que ese “fruto” crezca y abunde en tu vida.
En primer lugar, está el amor, 1 Corintios 13 dice, “el amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. El amor es una acción que produce el Espíritu de Dios, una decisión independiente a los sentimientos. De hecho, puedes amar a personas con las que no tienes afinidad. ¿Qué tal si oras por las personas a tu alrededor, incluso aquellos que no te caen bien? Así crecerás en este fruto.
A continuación puedes escuchar la primera parte de la serie devocional “Una vida fructífera”, un mensaje de The Christian Working Woman en español por Mary Lowman. Si te interesa escuchar la serie completa visita nuestra lista de reproducción en Spotify o también puedes encontrarnos en plataformas como Soundcloud.