¿Cuál es el camino a la libertad de la atadura de vergüenza? Esto es un mensaje por Mary Lowman de The Christian Working Woman en español. 

Albergamos vergüenza cuando miramos tanto nuestros fracasos pasados ​​que nos vemos a nosotros mismos como fracasos. Abrigamos vergüenza cuando creemos mentiras que nos han dicho o que hemos fabricado en nuestra mente, diciéndonos que no valemos nada o que tenemos poco valor. Como discípulos de Jesús, encontramos un camino hacia la libertad de la vergüenza. 2 Corintios 10 dice: “Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimientos de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo. Y estamos dispuestos a castigar cualquier acto de desobediencia una vez que yo pueda contar con la completa obediencia de ustedes”.

La vergüenza es una pretensión que intenta destruir la verdad sobre Dios y sobre quienes somos: creados a la imagen de Dios. Finge ser la verdad, pero no lo es. Y es un argumento,  lo que significa que es una batalla en nuestra mente y por nuestra mente. El enemigo de nuestra alma, Satanás, es un mentiroso absolutamente experto; ese es su idioma y lo habla bien. Si estás atrapado en la esclavitud de la vergüenza, es porque has creído sus mentiras sobre quién eres y no has usado las armas que nos han dado para poder derribar esa fortaleza de esclavitud.

Sí hay un camino a la libertad de esta atadura y es traer esos pensamientos de vergüenza cautivos y someterlos en obediencia a Cristo. Pero, ¿Cómo hacemos esto? Debemos derribar las mentiras de satanás con la verdad de Dios. Y la verdad es que como hijos de Dios hemos sido limpiados de toda vergüenza. La Biblia dice en Hebreos 10:22: “Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura”. Pon este versículo sobre una tarjeta, llévalo contigo. Y usa esto como tu arma divina para derribar la fortaleza de la vergüenza. Léelo cada vez que sientas vergüenza. Léelo una y otra vez; ¡Memorízalo! Por medio de Jesús tienes el poder divino para hallar el camino a la libertad de la vergüenza.

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