Ese botón de “enviar” facilita el envío instantáneo de un mensaje, pero si te descuidas también puede convertirse en tu talón de Aquiles.
Recuerda, todo lo que envías por correo electrónico queda por siempre y para siempre en el ciberespacio. Tal vez lo enviaste a una sola persona, pero es posible que muchas personas que jamás lo debieron ver se enteren de lo que escribiste. Nada de lo que escribes en el ciberespacio se puede borrar. Pierdes todo el control sobre tu mensaje tan pronto presionas el botón “enviar”.
No hace mucho envíe un correo electrónico acerca de un tema sensible, justo estaba por presionar el botón de enviar cuando me di cuenta que de ninguna manera quería que ese correo quedará en el ciberespacio. Y hace poco también envíe un correo a la persona equivocada, vi el primer nombre pero no revisé el segundo nombre, resulta que en mi lista de direcciones tenía los mismos nombres con diferentes apellidos y envíe el correo a la persona equivocada. Gracias a Dios el correo no contenía ningún tema sensible y no causaba ningún daño. Comprendí una vez más lo fácil que es enviar un correo a la persona equivocada. Así que una buena regla general es leer todo antes de enviarlo.
Revisa bien los nombres antes de enviar un correo, pero también pregúntate, ¿hay algo en este correo que no debí escribir? Si tienes dudas, no lo hagas. Antes de enviar ese mensaje, mejor levanta el teléfono, o espere hasta conversar en persona. Sé que esto último se demora más, pero créeme, te ahorrará muchos problemas. Proverbios 21:23 dice: “El que refrena su boca y su lengua se libra de muchas angustias”. Guardar esas palabras, esas palabras electrónicas, esto puede ayudarte a evitar problemas y situaciones incómodas.
A continuación puedes escuchar la quinta parte de la serie devocional “Comunicación electrónica”, un mensaje de The Christian Working Woman en español por Mary Lowman. Si te interesa escuchar la serie completa visita nuestra lista de reproducción en Spotify o también puedes encontrarnos en plataformas como Soundcloud.
