Liderar es algo que hacemos en todos los entornos de nuestra vida cotidiana, lideramos porque tenemos cosas buenas que ofrecer y aportar a quienes nos rodean. En esta ocasión, queremos hablar específicamente del liderazgo que ejercemos en nuestra familia.
¿Cómo puedo liderar de manera acertada a mi familia?
En el libro titulado, El Contador de Historias, escrito por José Luis Navajo, el autor realiza una afirmación que resulta confrontante: “Ningún éxito en la vida compensa el fracaso en la familia”. Si lo pensamos detenidamente, ser padres requiere de preparación y de consejo, y aunque hemos escuchado a muchos decir, “es que nadie le enseña a uno a ser papá”, debemos entender que es necesario que alguien nos enseñe, o que al menos nosotros nos preocupemos por aprender constantemente. La mejor manera de aprender a ser papás es con el ejemplo en casa, pero sabemos que este no siempre es el adecuado, así que lo que hoy queremos recomendarles es que sean intencionales en ser buenos líderes en sus casas.
El libro también dice: “si vamos a edificar un imperio, comencemos edificando nuestro hogar, pues será el cuartel general que condiciona todas las decisiones”. Quienes están formando o quieren formar una familia deben saber que es su responsabilidad construir un imperio con el que puedan dejar un buen ejemplo a las generaciones futuras. Nuestro liderazgo deberá ser como un faro, al cual todos acuden por guía y dirección. Los faros tienen posiciones estratégicas, están alejados de ciertas zonas para que ninguna situación o circunstancia pueda disminuir o cambiar los mensajes que quiere enviar, se ubican en lugares altos que son puntos de referencia.
Nosotros seremos puntos de referencia para nuestros hijos, por eso debemos esforzarnos por ser buenos líderes, más importante que nuestros gritos y regaños, será nuestra manera de sobresalir en la medida que seamos coherentes con lo que decimos creer, y lo que vivimos dentro y fuera de casa. La Biblia dice en Salmos 78: 72: y él los pastoreó según la integridad de su corazón, y los guió con la destreza de sus manos. Solo con la ayuda de Dios podemos ser buenos líderes en nuestras casas, ser intencionales y perseverantes en el buen liderazgo de nuestra familia, será lo que nos dará una auténtica grandeza.
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