Las relaciones son una bendición, pero en ocasiones nos traen muchos problemas. En el caso del matrimonio y la familia, esperamos que todo sea perfecto. Pero ninguna relación lo es, pues todas requieren que nos esforcemos y dejemos a un lado nuestro orgullo.
¿Es normal querer pelear todo el tiempo?, ¿qué podemos hacer si nos cuesta reconciliarnos?
Las peleas hacen parte de una relación de pareja, e incluso son necesarias para aprender a ponernos de acuerdo, pero lo que no es normal es que estemos en un conflicto permanente, o que imitemos las peleas de nuestros padres en nuestro matrimonio. Lo ideal es que prohibamos la agresión y los silencios prolongados en nuestro hogar, pues como familia debemos establecer un código de ética y de comportamiento que nos permita tener límites frente al conflicto, y sobre todo, darle prioridad siempre a la reconciliación.
Querer abandonar, no querer estar cerca de nuestra pareja o de nuestros seres queridos, y estar llenos de sentimientos de venganza y de odio, son señales de que debemos reconciliarnos de inmediato. El acto de reconciliarse es sumamente importante porque significa solucionar el problema y pedir perdón para unir lo que estaba roto. Si no lo hacemos, traeremos un efecto degenerativo en nuestras relaciones. La Biblia dice en Mateo 5:23-24: “Por lo tanto, si presentas una ofrenda en el altar del templo y de pronto recuerdas que alguien tiene algo contra ti, deja la ofrenda allí en el altar. Anda y reconcíliate con esa persona. Luego ven y presenta tu ofrenda a Dios”. Debemos reconciliarnos siempre, pues esto hará que podamos tener una relación íntima con Dios.
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