El deseo de un estilo de vida más libre, la independencia económica, la igualdad de derechos y la sed de empoderamiento, son algunas de las razones por las cuales las mujeres han sido motivadas no solo a participar de manera más activa en el crecimiento laboral sino también a ocupar cargos que antes era exclusividad de los hombres.
Un estudio realizado en 2017 por la OIT en América Latina y El Caribe, reveló que la tasa de participación laboral de las mujeres por primera vez superó el 50%, una cifra sin precedentes, si tenemos en cuenta que hace algunos años, el rol de la mujer en la sociedad estaba limitado al cuidado del hogar y sus hijos.
Este crecimiento de las mujeres en el mercado laboral lleva a toda mujer a preguntarse, ¿podré ser esposa, madre y trabajar o tendré que escoger? y esta pregunta se plantea no solo dentro de la dinámica de una sociedad cambiante en la que muchas mujeres desean ser madres y continuar con su carrera profesional y laboral, sino también teniendo en cuenta la realidad de mujeres que no desean tener hijos.
Además si bien es cierto que ahora tenemos decenas de ejemplos de mujeres brillantes en su carrera profesional, también es verdad que en el camino de lograr la igualdad de derechos entre hombre y mujer se han creado rivalidades y hasta división en el hogar, por causa de las responsabilidades financieras compartidas. Viendo este panorama ¿Qué se espera de una mujer que ama su hogar pero además se desempeña en un mundo laboral que demanda toda su atención?
En Central Café, conocimos las historias y anécdotas de mujeres que también se hicieron esta pregunta cuando se enfrentaron a los diferentes roles que la sociedad moderna les exigía y su deseo de tener un hogar con principios cristocéntricos. Puedes escucharlas en el programa Mujer trabajadora – #CentralCafé 152
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